Los culés se imaginaban ya volviendo al Camp Nou, pero el Ayuntamiento aún no ha dado el visto bueno. Y eso ha encendido todas las alarmas en el Barça. El club esperaba una respuesta inmediata. Sin embargo, la licencia 1B, clave para reabrir parte del estadio, sigue en el aire.
En el Barça había cierta euforia. Entre miércoles y jueves entregaron toda la documentación necesaria. Certificados, informes y el famoso CFO. Todo. Pero ahora la pelota está en el tejado del Ayuntamiento.
Los técnicos municipales revisan cada punto, cada acceso, cada plano. No quieren errores, y menos con un recinto que aspira a meter 45.000 aficionados en apenas unos días. Fuentes del consistorio confirman que el Barça cumplió con lo solicitado, pero eso no significa que la licencia esté lista. Toca inspección. Toca medir barandillas, rampas y recorridos de evacuación. La ECA debe evaluar todo y ahí está el verdadero examen.
El 22… o el 29: dos fechas marcadas en rojo
La intención del club es clara. Volver el 22 de noviembre, contra el Athletic. Ese es el objetivo oficial, pero dentro del club nadie se atreve a asegurarlo al cien por cien.

Si aparece algún fallo, la alternativa está marcada: 29 de noviembre, ante el Alavés. Laporta quiere que sea una de esas dos fechas. No contempla otro escenario, y menos después de varios anuncios que crearon una expectativa enorme.
Aun así, el Ayuntamiento no se moja. Insisten en que mandan los técnicos, y que aprobarán la licencia solo cuando esté todo “perfecto”.
La presión culé sube… y el Ayuntamiento no cede
En el Barça aprieta la urgencia. Regresar al Camp Nou supone más ingresos, más visibilidad y más tranquilidad con los acuerdos con Spotify y Goldman Sachs. Todos los grandes patrocinadores están pendientes.

La dirección azulgrana considera vital este paso. Incluso algunos directivos catalogaron el vídeo del Gamper como una “apuesta fuerte” para acelerar los tiempos. Pero nada garantiza que funcione.
Mientras tanto, las obras del Lateral siguen generando dudas. Rampas sin acabar. Algún bache. Mucha maquinaria. Detalles que pueden parecer menores… pero no lo son para una evacuación masiva.
Ese es el verdadero problema. Fue el obstáculo en la fase anterior. Y puede volver a serlo ahora. Laporta lo sabe. Por eso está inquieto. Porque otro retraso sería, otra vez, un bochorno. Y esta vez, con toda la afición mirando el calendario.