Anfield volvió a detener el tiempo. Antes del partido, la emoción se apoderó de todo el estadio. El Liverpool ha desvelado el gesto que tuvo el Real Madrid en la previa: un homenaje íntimo, lleno de respeto, hacia Diogo Jota y su hermano André, fallecidos hace unos meses en un trágico accidente de tráfico en Zamora.
“Trent Alexander-Arnold, Xabi Alonso, Emilio Butragueño y Dean Huijsen rindieron homenaje a Diogo Jota y André Silva en Anfield esta noche”, comunicó el Liverpool en sus redes. Una frase corta, pero con un significado enorme.
Trent Alexander-Arnold, Xabi Alonso, Emilio Butragueño and Dean Huijsen laid tributes to Diogo Jota and Andre Silva at Anfield this evening ahead of Real Madrid's visit to Anfield tomorrow night ❤️ pic.twitter.com/dd1vBBi8px
— Liverpool FC (@LFC) November 3, 2025
Un silencio que habló más que mil palabras
Anfield amaneció con ese ambiente tan suyo: silencio, bufandas al viento y miles de flores rojas frente al estadio. Allí, junto al memorial improvisado por la afición, cuatro figuras de dos clubes históricos se reunieron en un gesto que sobrepasa cualquier rivalidad.
Trent, excompañero y amigo de Jota, dejó una carta escrita a mano que conmovió a todos: “Mi amigo Diogo, te echamos mucho de menos. Sonrío cuando pienso en ti, y tu recuerdo siempre vivirá con nosotros”. Junto al ramo, un detalle que emocionó todavía más: un mando de PlayStation rojo, en recuerdo de las celebraciones de Jota imitando el gesto del “joystick invisible”. Piel de gallina.

Xabi Alonso y el Madrid, con el corazón en Anfield
El Real Madrid no quiso quedarse al margen. Xabi Alonso, que conoce bien lo que significa Anfield, encabezó la delegación blanca junto a Emilio Butragueño y el joven Dean Huijsen. El técnico vasco depositó un ramo de flores blancas acompañado de un mensaje sencillo, pero muy sentido: “El Real Madrid expresa su respeto y cariño al Liverpool y a la familia de Diogo Jota. El fútbol pierde a un jugador excepcional y a una persona increíble”.
Los aplausos de los aficionados lo dijeron todo. No importaba el escudo, ni la camiseta, ni el resultado del partido. Aquella noche, en Anfield, el fútbol fue una familia.
Cuando el balón echó a rodar, el ambiente seguía cargado de emoción. Porque, a veces, el fútbol no necesita palabras para recordar que también puede ser ternura, respeto y memoria. Y en esa comunión entre Liverpool y Real Madrid, volvió a quedar claro: los grandes siempre se reconocen entre ellos.