Endrick vive días decisivos en el Real Madrid. El joven delantero brasileño, de apenas 19 años, ha recibido un mensaje contundente de Xabi Alonso: esta temporada lo tendrá muy difícil para sumar minutos. El técnico no quiso vender humo y fue directo con él.
Pese al aviso, Endrick decidió quedarse. No quiere rendirse tan pronto. Su objetivo sigue siendo triunfar en el Bernabéu, cueste lo que cueste. Sabe que su fichaje fue una apuesta de futuro —35 millones más variables— y quiere demostrar que está preparado para competir.

Xabi Alonso se reunió con él en Valdebebas antes del cierre del mercado. Le explicó que la competencia es feroz: Bellingham, Vinicius, Rodrygo, Güler o Gonzalo García están por delante. “Tienes talento, pero este año será complicado. Habrá que esperar”, le dijo el técnico donostiarra, según fuentes del vestuario.
Desde entonces, Endrick entrena en silencio. No protesta, no busca excusas. Sabe que los entrenamientos son su escaparate. La paciencia, su mejor aliada.
Entre lesiones y frustración
El brasileño no disputa un partido oficial desde mayo, cuando jugó unos minutos frente al Sevilla. Las lesiones musculares le han castigado más de lo previsto. Primero una en el isquio, luego una recaída que lo apartó del Mundial de Clubes en Estados Unidos.
Mientras tanto, otros jóvenes como Gonzalo García aprovecharon para brillar. Eso dolió. Endrick veía los partidos desde la grada y se mordía las uñas. Aun así, no perdió la sonrisa. Trabajó con su preparador personal y recuperó sensaciones poco a poco.

El futuro se decide en enero
La dirección deportiva y el propio Xabi Alonso han acordado revisar su situación en enero. Si la falta de minutos continúa, lo lógico será buscar una cesión. Ya hay clubes interesados, sobre todo en LaLiga y la Premier.
Aun así, en el Madrid creen que su historia aún no está escrita. “Tiene un potencial enorme, pero debe aprender a esperar”, repiten en Valdebebas. Endrick lo sabe. Su sueño sigue intacto: triunfar en el Real Madrid, aunque el camino sea más largo de lo que imaginaba. Y, como dicen puertas adentro, “los grandes se forjan en la paciencia”.