El París Saint-Germain ha conquistado finalmente la Champions League, el objetivo que durante más de una década se les escapó pese a inversiones descomunales. La edición 2024/25 pasará a la historia como la de su primer gran éxito europeo, aunque el contexto no parece haberle servido a su presidente para adoptar un tono más humilde. Todo lo contrario, la victoria ha despertado una actitud aun más prepotente en Nasser Al Khelaifi, quien ahora se permite menospreciar hasta el ridículo.
“Es más fácil marcar goles en LaLiga que en la Ligue 1”, dijo el dirigente minimizando el nivel de LaLiga, la cual es, claramente, infinitamente superior. La frase, tanto soberbia como fuera de lugar, deja entrever que, para él, ganar una Champions valida cualquier discurso, incluso si contradice la realidad deportiva.

Que Al Khelaifi se permita opinar sobre el nivel de otras ligas justo ahora, cuando el PSG ha ganado por primera vez en su historia la máxima competición europea, evidencia cómo el éxito puede desquiciar a algunos. LaLiga sigue siendo una de las más competitivas y exigentes del mundo, y reducirla de esta manera es un error garrafal que podría dejarlo retratado pronto.
Ganar les hace daño
Durante más de una década, el PSG invirtió miles de millones en fichajes, salarios y estructuras con un solo objetivo: ganar la Champions. Ese esfuerzo, muchas veces desproporcionado, chocó contra remontadas históricas, colapsos en fases finales y un dominio continental que nunca lograban romper.
Si bien lograron hacerse con su primera orejona, su dirigente ha decidido salir con estas declaraciones ridículas con un tono soberbio sorprendente.

Ahora habla desde un pedestal, como si el PSG hubiese dominado Europa durante años, como si no recordara los fracasos ante clubes con menos presupuesto y más jerarquía.
Desprecio innecesario
Las declaraciones que minimizan a LaLiga no suman nada. Reflejan una actitud de revancha mal entendida, como si el triunfo les diera derecho a decir cualquier cosa. El PSG ganó, sí, pero el fútbol tiene memoria, y el respeto no se construye a base de tonterías como estas.