La noche del 22 de noviembre del año 2002, al menos para el fútbol español, será recordada no por un resultado en sí, sino por un acontecimiento único: El Clásico del cochinillo. Incluso para los que no vivieron en esa época, este Clásico sobresale mucho más de los otros por aquella particular cabeza de cochinillo que fue lanzada al campo. Esto con la intención de darle la 'bienvenida' a la ex estrella del Barça, en ese momento en el Madrid: Luis Figo.
Sin embargo, el portugués habla sobre lo que fue esa noche para él y que, con sorpresa, declara que su miedo no fue lo que pasó en sí en el campo, si no lo que pudiese ser fuera de este. “No tuve miedo por mi integridad física. Pero siempre tuve la preocupación de que pasara algo extradeportivo".
Figo no temía en ese momento
El luso ha sido uno de los casos de supuesta traición, sino el que más, que más ha repercutido en la historia del fútbol hace ya más de 25 años de aquel suceso. Fue su vuelta al estadio del FC Barcelona lo que generó esto tras más de un año sin haber pisado suelo azulgrana.

La afición culé se preparó con billetes falsos tachando de mercenario al portugués y un estruendoso sonido de abucheo y pitos dignos de un coliseo romano de antaño. Pero fue la cabeza del cochinillo que volvió tan icónica aquella noche fatídica para el Real Madrid que, encima de todo, perdió el partido ante la presión culé. Pero ni con esas, Figo dice haber sentido alguna inceritdumbre por su integridad física durante el partido.
Eso sí, menciona que lo que pudiese ocurrir en el ámbito extradeportivo es un asunto completamente diferente. Pero al final, nada de eso sucedió más que el daño a los tímpanos que causó esta surrealista noche en Barcelona.
Hoy está tranquilo
Luis no parece sufrir de su sueño recordando este momento y descansa con la calma de un profesional que ha hecho su labor en su momento. Por ello, hoy disfruta de lo cosechado y seguramente, de vez en cuando, se come un cochinillo riendo de forma irónica.