El Real Madrid afronta un calendario de vértigo. El equipo de Xabi Alonso se despide del Santiago Bernabéu durante más de un mes y tendrá que jugar seis partidos seguidos lejos de casa. Una gira exigente, con viajes a Inglaterra, Grecia y varias plazas complicadas de LaLiga.
El último encuentro en casa fue ante el Valencia. Desde entonces, el conjunto blanco no volverá a pisar su estadio hasta mediados de diciembre. En ese tiempo, se medirá a rivales de peso, con compromisos que marcarán la recta final del año.
Un calendario durísimo
La aventura empieza el 4 de noviembre en Anfield, ante el Liverpool. Un clásico europeo. Xabi Alonso vuelve a Inglaterra para dirigir uno de los partidos más esperados de la Champions. Después llegará el turno del Rayo Vallecano (9 de noviembre) en Vallecas, un campo siempre incómodo.

El calendario no da tregua. Tras el parón, el Madrid visitará al Elche el 23 de noviembre y, apenas tres días después, viajará a Grecia para enfrentarse al Olympiacos (26 de noviembre). Otro duelo europeo que puede decidir el liderato del grupo.
La racha de desplazamientos continuará con la visita al Girona el 30 de noviembre, un rival que suele atragantarse a los grandes. Y para rematar, el 3 de diciembre, los blancos cerrarán el tour visitando San Mamés ante el Athletic Club, uno de los estadios más duros de España.
Un reto para el equipo de Xabi Alonso
El Real Madrid no vivía una situación así desde hacía años. Seis salidas consecutivas que pondrán a prueba la resistencia y la concentración de la plantilla. Los viajes, la carga de partidos y la presión de mantener el liderato en Liga y Champions serán el gran desafío del mes.

Xabi Alonso ya ha dejado claro que rotará para evitar el desgaste. Jugadores como Mendy, Rodrygo o Endrick podrían tener más protagonismo en esta fase. También se espera el regreso de piezas clave como Trent tras su lesión.
El Bernabéu descansará, pero el Madrid no. Se vienen semanas de máxima exigencia, de estadios hostiles y noches grandes en Europa. Un mes fuera de casa que puede definir el rumbo de la temporada blanca.