Joan Laporta vive un momento muy complicado al frente del FC Barcelona. En lo puramente deportivo, el Barça no está atravesando por su mejor momento. Es cierto que en liga han recuperado el liderato (no exento de polémica), pero con partidos a trompicones donde la suerte les ha favorecido. En Champions, por contra, están obligados a ganar los partidos que le restan en fase de grupos.
En lo económico no es ningún secreto que el Barcelona está hipotecando todo su futuro para salvar un presente del todo destrozado. Los culés cuadran cuentas haciendo malabares, pero todo apunta a que tarde o temprano estallará la burbuja que han creado y la factura generada será imposible de hacer frente.
La afición culé, enfurecida
El regreso al Camp Nou debería ser un motivo de alegría en la parroquia azulgrana. Sin embargo, se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza. Los aficionados no perdonan a Laporta el maltrato al que se han visto abocados.

En primer lugar, la grada de animación. Laporta se ha cargado el alma del Camp Nou. Se ha convertido en un estadio pensado por y para turistas, donde hay encuentros en los que parece que el Barcelona juegue como visitante.
Los accesos al Camp Nou también son un motivo de queja entre el aficionado culé. Son muchas las reclamaciones que se han emitido en los primeros partidos que el Barcelona ha disputado en su feudo. La directiva no da con la tecla.
Así pues, todo esto ha derivado en que el Barcelona haya perdido más de 5.000 socios en los últimos cinco años. Una cifra demasiado elevada que provoca que el club deba buscar nuevos abonados para cubrir un mínimo de costes. La afición culé ha dicho basta y este podría ser el principio del fin de Laporta al frente del club catalán.