Como cada fin de semana, el arbitraje ha vuelto a dar de que hablar con decisiones polémicas. En este caso, una clara agresión sobre el rostro de Vinicius que resultó en la expulsión de Nyom. Aunque la agresión es clara, Maldini advierte: “Si hubieran sacado la amarilla no me hubiera vuelto loco".
La roja de Nyom
La polémica es parte del día a día en el club merengue. Y es que cuando eres un club tan grande y el mejor del mundo, siempre estás bajo la lupa. En este caso, la decisión incluye una tarjeta roja a favor del club merengue.

Para los detractores del club, la decisión es exagerada, pero la realidad es clara. La acción de Nyom es una completa agresión que busca hacer daño sobre el rostro de Vinicius. Justificar este tipo de acciones pidiendo la amarilla solo por el club al que favorece en contraproducente en todos los sentidos.
De caer todos bajo la opinión de no merecer más que la tarjeta amarilla, le damos poder al arbitraje para seguir siendo deficiente. No se debe enfatizar en el club perjudicado o favorecido, es una agresión clara, no hay más. Si empezamos a ver a quién sí o a quien no, el criterio sería un constante cambio y las reglas no serán claras.
Los esfuerzos por demeritar
Queda claro que para figuras como Maldini, el criterio empleado fue incorrecto. Pedir una amarilla por una agresión flagrante es directamente un pedido a no ayudar al club merengue. Queda claro que este tipo de agresiones ante el club que apoya sería “roja y de cárcel”.
El Real Madrid se hizo de la victoria 1-0 con gol de Mbappé quien sigue en plan grande. El caso de los comentarios de Maldini no solo critican al arbitraje es una clara zasca ante el funcionamiento del club. Esta opinión refleja que “solo así, se puede ganar” un mensaje claro y entre líneas.
Buscar desacreditar una victoria con una acción agresiva es de lo que más puede perjudicar al fútbol. Hoy le tocó al Real Madrid y piden amarilla, mañana será sobre su club y pedirán la roja. Está claro que este tipo de opiniones cesgan al arbitraje y terminan confundiendo al espectador.
A pesar de las declaraciones, la decisión es clara. Es roja y punto, la agresión fue directa al rostro y buscaba hacer daño. No hay nada más que discutir y por el bien de todos, es mejor no empezar a justificar este tipo de acciones antes de que sea demasiado tarde.