La primera parte entre Getafe y Real Madrid fue todo menos emocionante. Un duelo espeso, con interrupciones constantes, más lucha que fútbol y un marcador que reflejaba a la perfección lo visto sobre el césped: 0-0 al descanso.
Pocas ocasiones, mucho contacto y un ambiente denso en el Coliseum. Solo un disparo de falta directa de David Alaba llevó cierto peligro a la portería azulona. Antes, Rodrygo había intentado sorprender sin apenas ángulo y Tchouaméni probó desde larga distancia, pero sin éxito.
Un intercambio tenso… con final feliz
Justo antes del descanso, la tensión se trasladó a las bandas. José Bordalás y Xabi Alonso mantuvieron un intercambio de palabras tras una acción polémica en el centro del campo. El técnico del Getafe protestó una falta señalada a favor del Madrid, y Xabi, muy metido en el partido, le respondió con gesto serio.

Durante unos segundos, ambos parecían enfrascados en un pequeño debate táctico. El cuarto árbitro se acercó para calmar los ánimos, aunque no hizo falta. La escena terminó con un abrazo y una sonrisa compartida.
El gesto arrancó aplausos desde la grada, que agradeció el tono deportivo entre dos entrenadores de carácter fuerte, pero con respeto mutuo.
Partido duro y sin ritmo
En lo futbolístico, el primer acto tuvo poco que contar. El Real Madrid intentó imponer su ritmo, pero se topó con un Getafe bien ordenado y muy agresivo en la presión. Cada intento de construcción blanca se vio interrumpido por una falta o por la intensidad azulona.
El árbitro, exigido desde el inicio, tuvo que frenar el juego en varias ocasiones. La fluidez fue mínima. Ni Bellingham ni Valverde encontraron espacios, y el ataque madridista apenas conectó.

Getafe, por su parte, buscó salir rápido al contragolpe, pero sin precisión. Ninguno de los dos equipos consiguió imponer su plan.
El descanso llegó con el marcador intacto y con la sensación de que todo estaba por decidir. El detalle del abrazo entre Bordalás y Xabi Alonso quedó como una de las pocas sonrisas de una primera parte gris. Ahora, la incógnita: ¿veremos más fútbol o más tensión en la segunda mitad?