El Real Madrid no gana para disgustos. Justo cuando parecía que el equipo empezaba a recuperar efectivos, salta otra piedra en el camino: Eduardo Camavinga se ha detenido en seco. El francés sintió un pinchazo en el tendón de la corva durante un entrenamiento con la selección y tuvo que parar de inmediato.
Por suerte, no parece nada grave. Desde Francia aseguran que se trata solo de una molestia muscular leve, pero el susto ha sido suficiente para encender las alarmas en Valdebebas. En el club blanco ya se han puesto en contacto con la Federación gala para conocer los resultados de las primeras pruebas. La idea es clara: que el jugador regrese cuanto antes a Madrid y descanse unos días.
Camavinga venía con buena dinámica. Había recuperado sensaciones tras un arranque irregular y empezaba a sentirse otra vez importante. Pero este tipo de sobresaltos cortan el ritmo y preocupan. El cuerpo técnico no quiere correr riesgos: mejor frenar a tiempo que lamentarlo después.
Una enfermería cada vez más llena
El francés se suma a una lista de bajas que ya empieza a ser demasiado larga. Rüdiger tiene tocado el en el recto anterior de su pierna izquierda. Carvajal, que fue sometido a una artroscopia por la presencia de un cuerpo libre articular en la rodilla derecha después de ganar el Clásico al Barça (2-1) del pasado 26 de octubre. Mastantuono, con su pubalgia, no tiene fecha de regreso.
A eso hay que añadir las ausencias de Tchouaméni, que estará tres semanas más de baja, Courtois, salió de Vallecas con una lesión en el músculo aductor largo de la pierna derecha, y Fede Valverde, que también se ha perdido las últimas sesiones por una sobrecarga. Demasiado castigo para estas alturas de la temporada.
Calma y cabeza en Valdebebas
En el cuerpo técnico lo tienen claro: no van a forzar a nadie. El calendario viene apretado y los viajes del parón no ayudan. Xabi Alonso y su staff prefieren dar descanso antes que arriesgar. Camavinga, si todo va bien, podría reincorporarse a los entrenamientos la próxima semana.
El mensaje en el vestuario es de tranquilidad, pero también de prudencia. El Madrid necesita piernas frescas y mentes despejadas para afrontar lo que viene. Y aunque las lesiones no dan tregua, este equipo ya ha demostrado que sabe sobrevivir. Una vez más, tocará apretar los dientes y seguir. Así es el Madrid: nunca se rinde, ni siquiera cuando la enfermería parece un hospital de campaña.